La Carta encíclica que presentamos era ya esperada por motivos de diversa índole, pero resumiendo podemos señalar algunos. Sabíamos que Benedicto XVI había elaborado un esbozo de la encíclica con la cual se proponía completar la trilogía de encíclicas sobre las virtudes teologales. La primera Deus caritas est (2005) y después Spe salvi (2007). Como informa el propio Papa Francisco, el Papa emérito ya había completado prácticamente una primera redacción de la presente Carta encíclica Lumen fidei, que llega ahora “escrita a cuatro manos”, como gráficamente ha dicho el Santo Padre Francisco, ya que ha hecho suyo el texto de Benedicto XVI, que ha completado con aportaciones diversas (n.7).
La encíclica consta de cuatro capítulos, que ponen en un nivel de lenguaje comprensible un texto escrito con una prosa tersa y límpida las cuestiones centrales de la teología de la fe.
- Un primer capítulo (“Hemos creído en el amor”) dedicado a la presentación de la fe como respuesta a la revelación de la palabra de Dios, que se acredita como revelación del amor de Dios por el hombre y su mundo, fundamento de la historia de la salvación.
- Este capítulo introductorio, se prolonga en un segundo capítulo que plantea de lleno la cuestión de la relación entre fe y verdad, a partir de las palabras de Isaías: “Si no creéis, no comprenderéis” (Is 7,9).
- El capítulo tercero (“Transmito lo que he recibido”) desarrolla la eclesialidad de la fe, su apostolicidad como fe recibida de la predicación y su transmisión por la Iglesia
- Es en el código moral de la vida cristiana donde la referencia de la conducta cristiana al prójimo alcanza el lugar de autentificación de la confesión de fe, lo cual se desarrolla en el cuarto y último capítulo: “Dios prepara una ciudad para ellos” (cf. Hb 11,16).